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No Soy Pilonga

Otra vez el mejunje es noticia

Como cada mayo el centro Cultural El Mejunje es noticia, desde los primeros días del quinto mes del año, se conforma el programa de actividades con motivo de la Jornada Mundial de Lucha contra la Homofobia.

Este fin de semana ocurre una de los espectáculos más esperados por quienes visitan asiduamente el lugar, la elección de Mis Travestis 2012, evento anual que elige al mejor transformado, y que aglutina personas llegadas de los más distantes lugares de la Isla.

Nunca he podido estar en una de estas selecciones, porque el espacio resulta muy pequeño y las gentes lo colman desde horas muy tempranas.

Sin tomar en cuenta las preferencias sexuales el lugar y sus zonas aledañas se llenan de gentes sobre todo jóvenes.

Según los especialistas el año pasado los mejores trabajos recayeron en el maquillaje, especialidad que causó admiración y fue premiada en más de una modalidad.

Ramón Silverio junto al colectivo del Mejunje siempre asombran, para iniciar el mes conformaron una vigilia festiva en espera de la llegada del Primero de Mayo, luego al amanecer del Día Internacional de los Trabajadores, todo el colectivo del lugar con amigos, visitantes e incluso gentes sin vinculo laboral, pero que estaban interesados en desfilar, salieron a la marcha portando la bandera Gey junto a la Cubana.

Ahora llegó la Jornada en contra de la Homofobia, el programa estructurado es seductor aquí lo pego para que cada cual escoja el día y la hora: allá nos vemos. Jornada contra la homofobia y a favor de la diferencia.

El Mejunje, del 4 al 17 de mayo.

Programa de actividades Patio Viernes 4 9.00 pm.

Concierto del grupo Cubanos en la red Sábado 6 y domingo 7 10.00 pm Miss Travestis, Santa Clara 2012. Pasarela competitiva de transformismo de alcance nacional. Se hace una eliminatoria hasta llegar a una selección final con los mejores concursantes.

Miércoles 9 10.00 pm. La juntamenta. Gran fiesta por la diversidad con todos los grupos sociales que frecuentan El Mejunje. Jueves 10 10.00. La trovuntivitis por la diversidad. Concierto especial de la cantautora Irina González.

Viernes 11 5.00.00. Presentación del mariachi Los Reyes ejemplificando los elementos de la cultura machista en la música mexicana.

Sábado 12 11.00 pm. Tambor del la Compañía Folclórica Oché dedicado a los orichas guerreros.

Domingo 13 5.00 pm. ¡Qué me quiten lo bailao!, fiesta para adultos mayores animada por la popular intérprete Anet Carranza y su Sonora Ananqué.

Lunes 14 9.00 pm. Concierto Marginales.com, con la agrupación Aceituna sin hueso.

Martes 15 10.00 pm. Gran concierto de rock con bandas invitadas. Desataque especial de la cultura rockera y sus ambientes.

Miércoles 16 4.00 pm. Performam Juntos y revueltos. Convocatoria a todos los mejunjeros y público en general para sumarse a El Mejunje y volcarse hacia las calles del centro histórico y el parque Vidal, celebrando el Día Internacional de lucha contra la homofobia.9.00 pm. Bailable con la Orquesta de Barbarito Diez.

Sala Margarita Casallas Los tres espacios cinematográficos semanales ofrecerán durante todo el mes de mayo filmes que traten el tema de la diversidad y las diferencias.

Miércoles 9 2.00 pm. Presentación de el Teatro Guiñol de Santa Clara con la puesta El caballito enano, obra de Dora Alonso que aborda el tema de la diferencia. Viernes 11, Sábado 12 y Domingo 13

9.00 pm. Grupo El taller con la obra La boca, del dramaturgo santaclareño Tomás González. Virgilio Piñera, en esta pieza teatral, despierta de su letargo para dialogar con su público, y más que diálogos, son confesiones que hará el difunto, ante el auditórium que lo escucha. …la muerte no puede con la memoria…

Actividades colaterales

Martes 8 Prisión para jóvenes La guanaja. Presentación del documental Homofobia&respeto.

Miércoles 9 2.00 pm. Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Exhibición y debate del documental Homofobia&respeto.

Presentación de algunos intérpretes y artistas del transformismo habituales de El Mejunje.

Jueves 10 2.00 pm. Ranchuelo. Conversatorio de Ramón Silverio acerca de la diversidad y la lucha contra la homofobia.

Miércoles 16 Universidad Pedagógica Félix Varela. Exhibición y debate del documental Homofobia&respeto.

¿ Es José Martí el padre de María Mantilla?


Encantada por la novedad, y arrobada por el verbo de Yamil Diaz, recién regreso de una conferencia donde el escritor en franco dialogo con los presentes mostró datos, conoció ideas y criterios sobre el tan socorrido tema de que si es cierto que José Marti es el padre de María Mantilla.
Imposible seria intentar sustituir el trabajo original por un comentario o reseña, lejos de ganar perdería el lector. A continuación publico el texto integro del autor santaclareño Yamil Diaz.



MARÍA MANTILLA, HIJA DE MARTÍ

Por Yamil Díaz Gómez

Nota publicada en la revista La última hora, en enero de 1953
¡Cuántos dolores se juntan en torno al nacimiento de María Mantilla!: el de una dama que conoció a su gran amor cuando tenía tres hijos, en una época en que los matrimonios eran hasta la muerte; el de un padre que huye, quién sabe si arrastrado por las culpas, tras un bautizo en que fungió de padrino; el de un esposo al que Martí parece retratar en este apunte:
Oh qué prueba!—Qué deliquios en el alma de un hombre que se cree padre de un hijo, qué sentir, cuando lo oye balbucear, que le corren riachuelos de plata por el corazón—qué parecerle cuando vuelve a su lado que reclina la cabeza en almohada de plumas!—y en el instante que sabe que aquella hija no es suya—aquella misma voz, presencia, mirada, golpe de la manecita en la mejilla y de los piececitos en la alfombrita no alumbran su corazón, ya no desarrugan su ceño, ya no estremecen su mejilla, ya no ablandan la expresión de su faz y son las mismas, sin embargo, que antes eran: qué nervio lo explica.[1]
¿Qué nervio explica este estremecimiento de sus vidas?
El Martí personaje romántico se revela especialmente en este capítulo. Para entenderlo en su amarga circunstancia, hay que enfrentar el tema sin tapujos. De nada vale ser esquivo frente a la realidad. Si Martí y Carmen Miyares, ambos casados, tuvieron que ocultar sus amores, cercados por las hipócritas moralidades decimonónicas; el prójimo de hoy debe ponerse a la altura de aquel dolor, de aquel amor, de aquella verdad trágica.
María Mantilla es hija del Apóstol. Pero no porque ella lo proclame en una carta de 1935 o en otra de 1959 ni porque su hijo, el actor César Romero, lo repitiese en esquelas, entrevistas o programas de televisión; ni porque, en la hora de su muerte, los familiares la nombraran en todos los obituarios como «María Martí»; ni porque de ello estuviesen convencidos Gonzalo de Quesada y Aróstegui (el secretario del Delegado) y Gonzalo de Quesada y Miranda (alguien que conservó durante varias décadas la papelería martiana, más todo lo que su padre le contó).[2] No porque lo hayan dicho sutil o abiertamente autores como Marinello, José Miguel Oviedo o Nydia Sarabia. María Mantilla es hija del Apóstol porque lo afirman con terquedad admirable los ojos, los labios, el pelo, las manos, las orejas, la nariz y la frente de María, en armónico coro con los ojos, los labios, el pelo, las manos, las orejas, la nariz o la frente de José Martí.
Además de su ahijada o de su «hija espiritual», fue su hija biológica. Ningún científico lo afirmará rotundamente mientras no lo confirme una prueba de ADN; pero ¿de qué otro modo se explica una coincidencia de un 74,3% de rasgos antropométricos entre ambos, certificados en una prueba pericial de alta fiabilidad?
Estas cuartillas no se escriben a partir de una impresión caprichosa o subjetiva, sino desde un estudio científicamente validado y jurídicamente respaldado por el Tribunal Supremo de mi país.
Aquello que puede dilucidarse en terrenos científicos, no debe permanecer en el perenne pantano de la especulación. Y he aquí que el prestigioso antropólogo y médico legal cubano Ercilio Vento Canosa aplicó al caso su Prueba Morfológica Antropológica, que se define como:
…un instrumento de valor que se aplica en los conflictos de filiación, es decir: cuando se impugna una cierta paternidad, o en el caso en que un ciudadano desea confirmarla. […] es el resultado de 32 años de mi experiencia profesional, 32 años de intercambio con antropólogos de diferentes partes del mundo. En este lapso, la prueba no ha fallado en ningún caso, incluso frente a la comprobación con la prueba de ADN. La sumatoria de los rasgos en estudio, aporta un alto grado de fiabilidad en los resultados, lo único que se precisa por parte del perito es su experiencia y capacidad para identificar los rasgos físicos, privando su examen de toda subjetividad, toda vez que no se trata de establecer una simple semejanza, sino buscar los caracteres físicos heredados por el hijo a partir del presunto padre. Estos rasgos deben proceder del padre y de la madre. Si pueden ser identificados los de la madre pero no los del padre, la paternidad debe ser formalmente excluida. […] En el caso particular de la posible paternidad de José Martí con María Mantilla, se tenía el inconveniente de ser ambas personas fallecidas. Esto no es obstáculo cuando se cuenta con suficiente material fotográfico del cual se pueden sacar conclusiones fiables. Gran parte lo aportó gentilmente la doctora Nydia Sarabia […] Gracias a la abundante iconografía existente, se pudo contar con un amplio material comparativo […] se alcanzó a establecer comparaciones en un rango de semejanzas del 74, 3 %. Se exceptuaron las comparaciones en los casos en que no se disponía del elemento semejante, como lo es la sangre. […] El índice de coincidencia o porcentual de coincidencia es alto y muy fiable, teniendo en cuenta que María posee también elementos que son heredados de su madre. Hay detalles que superan el simple valor numérico, por su peso cualitativo. En este sentido llaman la atención algunas identidades: la forma del labio inferior, la comisura palpebral interna, la forma de la oreja, la forma de los ojos, el surco subnasal, la forma de la cara, el ángulo nasal, la orientación de las comisuras labiales, la orientación de las comisuras palpebrales, el eje general del ojo y las cejas, entre otros. […] En la práctica, este tipo de prueba se efectúa con frecuencia por la sala civil del Tribunal Provincial de Matanzas, aprobada y admitida por el Supremo. […] Salvo que se aporte una prueba en contrario que niegue de manera rotunda lo comprobado a través del examen realizado, y para decirlo en el modo que se suele hacer: la paternidad de José Martí con María Mantilla no puede ser excluida. […] el examen ha sido en esta parte lo suficiente concluyente para afirmar la paternidad presumida.[3]
En ese instante mágico en que el científico deja al margen cualquier idea preconcebida y se enfrenta con los hechos, fueron saltando ante su vista las indudables coincidencias de rasgos antropométricos entre padre e hija: 3 en los labios, 5 en la nariz, 5 en las manos, 9 en los ojos, 12 en las orejas… En total, 49 caracteres coincidentes de 66 evaluados para un ¡74,3%! de compatibilidad.
Si no reconocemos la relación consanguínea, ¿cómo podríamos explicar tan alta «coincidencia» somática?
¿Seguiremos especulando sobre lo que Martí podía o no haber hecho, sobre los episodios que sus principios éticos le permitían o le prohibían vivir? ¿O aceptaremos que todo ese debate fue rebasado por evidencias materiales sólidas y objetivas? ¿Continuaremos pensando que sus amores con Carmita Miyares no fueron más que una infamia del Enemigo, como si
no los confirmaran amigos y compañeros de ideales, entre los que se cuentan Fermín
Valdés Domínguez, Gonzalo de Quesada y Gerardo Castellanos Lleonart? ¿Seguiremos enarbolando la ambigua carta de Martí a Victoria Smith[4] como la «última palabra» o «prueba definitiva» de que entonces no tenía relaciones íntimas con Carmita? ¿Es tan difícil percatarse de que para él no existía la opción de reconocer lo opuesto? ¿O es que lo honesto y lo «martiano» era someter a una mujer abnegada al escarnio colectivo? ¿Seguiremos pretendiendo ser más martianos que Martí?
Por el contrario, aceptar a María como la hija carnal del Maestro, alumbraría mejor
muchospasajes de su accidentada tragedia personal: Martí viaja (¿se fuga?) de Nueva York a Venezuela, en enero de 1881, solo dos días después del bautizo de la niña.[5] Allá escribe el cuaderno Ismaelillo para su Pepito, como si fuera una necesidad de su alma, atormentada por la culpa, recordarle a su hijo legítimo que no sería destronado…[7] Martí llevaba apuntes sobre las cosas que la pequeña decía o hacía… Y, acerca de Carmita Miyares, le confió a su entrañable Fermín: «¡Y cuánto hay que querer a la que dada la situación en que yo me encuentro hace el sacrificio de sufrir con valor los juicios de la sociedad que no sabe apreciar las grandezas, y está dispuesta a descuartizar —con la lanceta de la crítica y de la murmuración— los corazones y las almas más puras y buenas!»…[7] Martí se convierte de hecho, tras la muerte de Mantilla, en el hombre de esa casa.
Según carta del 1ro abril de 1895, conocida como su «testamento literario», él decidió partir su herencia: una mitad para su hijo José Francisco y la otra para María y su hermana Carmita Mantilla… A propósito, Carmen Zayas-Bazán, esposa del Apóstol —una mujer de mayor estatura moral que la que muchos le conceden—, le comenta indignada a Gonzalo que Pepito «acaba de saber por usted mismo a quien no autoricé para tanto, que casi se le ha desheredado en la última voluntad de su padre […] Pepe es el único hijo José Martí, y por lo tanto heredero de cuanto le pertenecía […] oponiéndome a esa última disposición de mi esposo, tenía que levantar un velo, que oculta inmensos dolores y daña un nombre que debe conservarse intacto […] Pepe no podía consentir en partir su patrimonio con los que habían robado la felicidad de su hogar…».[8]
Cuando cayó en combate, el Delegado llevaba en un bolsillo ―donde no había ninguna de
su hijo― una foto de María. Y cargaba consigo, además, la única carta hoy conocida (y, por cierto, mutilada) de Carmita Miyares para él: «Cuénteme todo, usted sabe que de mí no puede esperar ninguna indiscreción […]. No tema escribir a esta casa, pues mis cartas nadie las ve, ni se fija nadie en las cartas que trae el cartero, los huéspedes duermen mucho, sobre todo el que podría hacer algún perjuicio». Y, al recordar que su hijo mayor, Manolito Mantilla, acompañaba al Delegado en su periplo por Santo Domingo, no puede contenerse: «Espero que Manuelito le ha de servir, y lo ha de acompañar; trate de tenerlo siempre a su lado pues así siento cómo algo de mi cuerpo está junto al de usted».[9]
Si aceptamos los hechos de que María fue su hija, y Carmita su amante, entenderemos mejor la batalla del fiel abogado norteamericano Horatio Rubens para evitar que el New York Herald mencionara la foto de María ocupada al cadáver, y la advertencia de Carmita Miyares a Gonzalo de Quesada y Aróstegui al terminar de entregar los manuscritos martianos para su edición: «ponga mucho cuidado con lo que se publica; ya usted sabe lo que quiero decir»;[10] y el asombro de la nuera del Apóstol, Teté Bances, en 1953, ante el notable parecido físico entre María y Pepito, y este fragmento de la respuesta de Quesada ―nada menos que de Gonzalo de Quesada y Miranda―, a la carta de 1959 en que María pedía se divulgara que ella era hija del Héroe Nacional cubano: «Todos sabemos que usted lo es, y que si por ejemplo nosotros los Quesada nunca lo hemos expresado públicamente es porque no ha sido hasta ahora en que usted autoriza y hasta desea que se haga saber…»[11]
Así como Jesús ordenó a uno de sus seguidores: «Deja que los muertos entierren a sus propios muertos» (Lc 9:60), el Apóstol, dos días antes de desembarcar en Cuba para ocupar un puesto en la manigua, le escribió a María una preciosa carta en que la llama «hijita» cuatro veces, como si deseara llamarle la atención sobre esa palabra en apariencia retórica. Y allí le pide: «Y si no me vuelves a ver, haz como el chiquitín cuando el entierro de Frank Sorzano: pon un libro,―el libro que te pido,― sobre la sepultura. O sobre tu pecho, porque ahí estaré enterrado yo si muero donde no lo sepan los hombres».[12]
Dejemos que los muertos entierren a sus propios muertos. Venzamos los cuestionamientos y prejuicios, y permitamos que José Martí repose para siempre en el pecho de su hija: la mejor tumba que soñó.
Notas:
[1] José Martí: Obras completas, t. 22, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, pp. 315-316. El subrayado es mío.
[2] Estudiosos martianos posteriores hemos creído refutar algunas afirmaciones de este autor sobre la vida amorosa del Apóstol, como la de su amorío con la actriz mexicana Concha Padilla, negado varias veces por ella. Pero Quesada repetía lo que aparece en anotaciones, todavía inéditas, de puño y letra de Martí.
[3] De una entrevista con el autor.
[4] En una fecha aún no determinada, pero que se ha ubicado provisionalmente en 1887, Carmita Miyares recibe una carta de su prima Victoria Smith, residente en Caracas, quien la ataca porque ya ha llegado a Venezuela la noticia de sus relaciones «inmorales» con Martí. Es llamativo que Carmita mostrara el documento a él (en caso de que todo no fuera más que un infundio, y Martí no ocupara en esa hogar otro puesto que el de huésped, esto equivalía virtualmente a convidarlo a que se fuera). Es llamativo que sea él quien responda (José Martí: Epistolario, t. I, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual y Enrique H. Moreno Pla, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1993, pp. 446-448). Es llamativo que en una correspondencia destinada a acallar el comentario, Martí le recuerde a la destinataria que: «En el mundo, Victoria, hay muchos dolores que merecen respeto, y grandezas calladas, dignas de admiración», o que: «Ni Carmita ni yo hemos dado un solo paso, que no hubiera dado ella por su parte naturalmente…».
[5] El Código de derecho canónico excluye a los padres de la posibilidad de ser padrinos, dada la «conveniencia de distinguir entre el parentesco espiritual y el parentesco natural» (can. 874). Según me explica un conocedor del tema, porque el padrino actúa como otro padre que sustituye al primero, en caso de muerte, para educar y proteger a su ahijado, justamente lo que hizo de sobra José Martí a partir de la muerte en 1885 del padre legal de la niña: Manuel Mantilla y Sorzano.
[6] Cfr. José Miguel Oviedo: La niña de New York, Fondo de Cultura Económica, México, 1989, p. 53.
[7] Hiram Dupotey Fideaux: Martí en el diario de soldado de Fermín Valdés Domínguez, Universidad de La Habana, Centro de Información Científica y Técnica, 1972, p. 27.
[8] Cotejado con una fotocopia del manuscrito original.
[9] Carta de Carmita Miyares a Martí, en Rolando Rodríguez: Martí: los documentos de Dos Ríos, Ediciones Sed de Belleza, Santa Clara, 2001, pp. 35-37.
[10] Cotejado con una fotocopia del manuscrito original.
[11] Carta de Gonzalo de Quesada y Miranda a María Mantilla, en Nydia Sarabia: La patriota del silencio. Carmen Miyares, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1990, pp. 100-101.
[12] José Martí: Epistolario, t. V, ed. cit., p. 149.
* Este artículo apareció originalmente en la revista Newsweek en español. .


Murió Agustín de Rojas

No fui su amiga, nunca entablé siquiera un dialogo efímero con él, de todos sus libros solo me he leído El Publicano, que llegó a mis manos gracias a un amigo, bondad que le agradezco porque me resultó fascinante. Reconozco que lo he repasado en varias ocasiones.

   La noticia de su muerte me sorprendió, me parecía que el día anterior lo había visto en la cafetería de enfrente a mi trabajo tomando café y charlando animadamente con amigos y conocidos.

   Aunque no acostumbro a publicar en mi página escritos de otros, en esta ocasión coloco textos de quienes le conocieron, crónicas cargadas de amor y dolor, y que además llevan implícita la candidez del duelo ante la partida un artista que nunca se aleja.

 

 DIOS MIO, AGUSTÍN HA MUERTO

 

 Dios mió, ha muerto Agustín de Roja ¿Ha muerto o fue abducido?

   Guardo, por suerte, el original de El publicano y aquella carta que me entregó para que publicara postmorten por si le tiraban un carro encima para matarlo como él creía.

   Llegué a creer que él se creía, que no «filmaba» como muchos decían.

   Agustín creyó que era la hora de irse y se fue, tal vez a otra galaxia,  a otro estadio del tiempo-.

Salve Agustín

 

Alexis Castañeda Pérez de Alejo

 

 

 

 DIOS LO ACOJA A SU DERECHA

 Acaba de morir Agustín de Rojas (Santa Clara, 1949) y aún no me lo creo. Yo que me acostumbré a que saliera a mi paso como un fantasma, por cualquiera de las cuatro esquinas del parque Vidal de Santa Clara, con una nueva historia tan fantástica e imaginativa como las que dejó escritas (Espiral, 1980, Una leyenda del futuro, 1985, El año 200, 1990 y El Publicano, 1997) no me lo imagino ido hacia sabe Dios cuál de los cielos.

   Porque lo cierto es que nadie tendrá hoy la certeza de su paradero porque para él no hubo otro trono que el que le reservamos los amigos, no hubo ciudad, ni verdad, ni pasado, ni presente semejante a los del mundo real, que es al final el único que conocíamos.

   Él creyó más en esa otra estancia y por eso anduvo sin remilgos de que se le creyera o no de sitio en sitio,  en espacios reales e inventados, contando historias como un juglar de ciudad. Anunció huracanes y tempestades y aguas crecidas y dijo lo que uno nunca hubiera dicho y lo que soñó la noche anterior al encuentro y lo contó como suceso cierto.

   Yo que lo conocí de niño cuando él era entonces tan solo el hijo de Nenita Anido, la entrañable amiga de mi madre, que luego lo reencontré como el primer escritor que conocía personalmente y que finalmente me acompañó, con sus apariciones, en todos estos años, no sabría decir cómo acostumbrarnos a su ausencia.

   Cómo decirle ahora a mi madre que no podrá volverse a sentar en un banco del parque, bajo la sombra del poderoso sol de las tardes, a escucharse uno al otro esas historias que solo ambos darían por ciertas.

   A quién le muestro ahora el telegrama que conservo y que él me enviara a Matanzas en el difícil año ochenta y ocho: Condeno vil agresión, reciban toda mi solidaridad y amistad, Agustín, para que me crea que lo tengo guardado como una de esas flores que se conservan dentro de un libro.

   Y tuvo razón en utilizar las palabras vil, agresión, solidaridad y amistad. Yo le aseguré varias veces que conservaba aquel telegrama como una prueba irrebatible de su lealtad a la amistad. Y él sonrió con esa picardía que tardaré en olvidar como uno de los gestos más ingenuos con que pueda un amigo encubrir su bondad.

   Capaz que sea esta la última vez que lo cuente. En los años ochenta visitaba a Agustín en el barrio de El Condado, donde vivía en una modesta casita que tenía una pequeña sala donde había una mesa de madera vasta y encima una máquina de escribir. Al lado un pequeño escaparate en cuyo techo se subían sus dos hijas, entonces muy pequeñas, para lanzarse al suelo donde las esperaba una colchoneta bien extendida. Agustín escribía mientras conversaba conmigo y a la vez mientras las hijas se lanzaban al piso, una y otra vez. Por mucho tiempo creí que para escribir una novela era necesario tener dos hijas que no le temieran al peligro, una mesa y una máquina de escribir.          

   Ha muerto el hijo de Nenita Anido, el escritor de novelas que le hicieron ganar amigos, lectores y premios como el Premio David de la Uneac, en el año ochenta y el Premio Dulce María Loynaz en el mil novecientos noventa y siete. Ha muerto quien quiso ser un personaje y logró que todos certificáramos como cierta su existencia.

 

Arístides Vega Chapú, en la noche del domingo once de septiembre del dos mil once

 

 

Y SIENTO MÁS TU MUERTE QUE MI VIDA...

Aunque Agustín de Rojas y yo somos de la misma edad, su eternidad llegó primero que la mía, no porque haya muerto, sino porque su obra ha viajado más lejos y en ella el tiempo tiene más peso específico. Su obra digo, que merece mayor reconocimiento.

   No fuimos grandes amigos. Tampoco enemigos. Discrepamos mucho, eso sí, desde aquel lejano 1980 en que se apareció en el taller literario “Juan Oscar Alvarado” con el manuscrito de Espiral, novela con la que ganaría el premio David de ese mismo año.

 Agustín abogaba por una poesía que alejara los pies de la tierra mientras yo exigía lo contrario. Ambos ganados por la gran discusión literaria de la época: una poesía de circunstancias versus otra de esencias. Aún ignoro si ambos teníamos razón o en qué por ciento los dos nos equivocábamos.

Pero… ¿saben cómo terminaban aquellas “enconadas” discusiones? Pues con la lectura de las “Actas del taller” que Agustín se esmeraba en redactar, verdaderas joyas de la ironía socarrona que lo caracterizó y tanto nos hizo reír, o rabiar, como mismo lo hicieron sus infinitas cartas donde, ajedrecista hasta el final, ponía numerosas trampas sofísticas a sus interlocutores para agarrarlos fuera de base y comerles la dama o darle jaque mate al peón más simple.

   Tiene razón Arístides Vega, se nos va un niño travieso: aquel que se propuso demostrarle a Pablo René Estévez que la Estética no es una ciencia y para ello hiló una larga longaniza de ejemplos que ningún doctor pudo rebatir con el mismo ingenio que él derrochó en sus devaluaciones.

   Aquel debate, que despertó un interés desmesurado, condujo a su más controvertido libro, del cual fui editor. Catarsis y sociedad (Ediciones Capiro, 1993) en su recorrido editorial tuvo un final parecido al de la fiesta del Guatao, primero por la bronca en torno los honorarios —que me ganó— y, finalmente, por la polémica con Jorge Ángel Hernández y Omar Valiño, vertida en las páginas del suplemento Huella.

   En nuestra relación profesional nunca olvidaré cuando Agustín preparaba con esmero y puntualidad para el propio suplemento Huella (en su primera etapa, cuando yo era jefe de redacción) aquellas traducciones de Asimov que tanta suspicacia despertaron en quienes “analizaban” la publicación. Fue a pedido mío que las hizo y ahí están; quien las busque y las lea sabrá que se trataba de textos sumamente inocentes, pero inquietantes para aquellos finales de los 80’s.

   Juntos trabajamos en la fundación del Centro Provincial del Libro y la Literatura y de la Editorial Capiro, en 1990. Él como director del Centro y yo como Jefe del departamento de Literatura. Nunca nos llevamos mejor. Nunca me puso trabas, sino que luchó codo con codo conmigo para que la editorial no naciera torcida. Mucho se le debe a Agustín en ese sentido. No obstante, el detalle gracioso fueron sus consejos de dirección, que duraban dos y tres días y podían ser interrumpidos por un chofer con una pieza harta de grasa en la mano para que Agustín le dijera donde arreglarla, o por el jefe de almacén, que entraba súbito a comunicarle que tenía que despachar los libros y el ayudante estaba perdido, o por El Chino, jefe de servicios, para informarle que no había triciclo para buscar el almuerzo. Era algo desesperante, porque la cadena de imprevistos se ventilaba a la par del consejo, sin censura ni limitaciones para acceder al despacho del “director”. Desesperante, pero gracioso por lo inusitado.

   Ahora me viene a la mente aquella jornada de locura de 1993, cuando en el encuentro debate provincial de talleres literarios, que tuvo por sede el preuniversitario en el campo de La Carranchola, en Manicaragua, Agustín disfrutaba apaciblemente la lectura de no sé qué ensayo, totalmente transportado hacia el nirvana, con las orejas pegadas a las bocinas de audio mientras estas ladraban con más decibeles que cien Berjovinas “El baile del perrito” (magistralmente bailado por Barreto, el de Falcón), quizás en un impresionante alarde guinnes de lector inmune a las catástrofes del éter.

   Agustín fue también agricultor, allá por 1994, de una finca redonda (nunca he visto nada parecido) abierta pico y guataca en el marabú colindante a su apartamento de Virginia, donde sembró dos matas de frijoles, tres de yuca, una de tomate, cuatro o cinco de ajíes, y de donde —me dijo— extraería la cosecha del año. Él guataqueaba —no es una exageración— con una guataca cuyo cabo había asegurado con una cuña del mismo palo, razón por la cual se le desencababa constantemente; seguramente todos recuerdan que no hay peor cuña que la del mismo palo, y él lo sabía, pero le daba igual. Donois Arrechea, que me acompañó en la visita a la que también acudió Lorgio Batard, le cambió la cuña por una de otra especie maderable, y cuando Agustín vio que había quedado firme, concluyó, con su gesto más común” Ahhhh, ahora no tengo pretexto para parar cada cinco minutos”. Mirta y las hijas cargaban el agua, en latas de cinco galones, de una cañada adyacente y todos se veían contagiados por la alegría de la posible vendimia. Esa era, seguramente, una de las virtudes de Agustín: involucrar a sus seres queridos en sus deliciosas locuras. De la cría de pollitos de a peso no hablo, porque esa aventura terminó muy rápido, diezmadas las avecillas por la avitaminosis, para dolor de toda la familia y graciosas sesiones de autoburla, a posteriori, de Agustín.

   Y cómo olvidar aquella polémica que desde el Club del Poste sostuvimos con Agustín, cuando estuvo en desacuerdo con un artículo mío y la sección humorística que tenía el Club en la revista Umbral. Fue un duro cruce de palabras, pero al final nuestro ido y querido Agustín —ajedrecista hasta el final, ya lo dije— inclinó el rey y felicitó al que adivinó autor de las más agudas respuestas: Yamil Díaz.

   Hoy, lejos como estoy de la Patria —lejos pero no distante—, con la certeza de amarla más que nunca y los recuerdos quizás dulcificados por la grandeza que la propia lejanía pone de manifiesto, lamento no haber abrazado más fuertemente y con devoción a ese gran hombre que fue Agustín de Rojas, no haber sido más su amigo, no haberle regalado más sonrisas.

   En los últimos tiempos, ignoro por qué, le dio por elogiarme; lo hacía con mis hijos, a quienes les decía: “siéntanse orgullosos de su padre”. No sé si entendí adecuadamente aquella señal, creo que no la reciproqué como merecía. Y lo lamento profundamente. Pero ya no tengo posibilidad de repararlo.

   No obstante, por si sirve de algo, lo digo sin pudor, casi con lágrimas: esta muerte me ha dolido tanto, queridos compatriotas de la Patria Grande y de la Patria Chica, “que por doler, me duele hasta el aliento”.Ojala la eternidad te resulte más habitable y generosa, maestro. Ojala mi abrazo póstumo te alcance.

Ricardo Riverón Rojas.

México D.F. 12 de septiembre de 2011, 4.48 p.m.

 

POR AGUSTÍN

 Nunca pensé que Agustín moriría. Le había reservado un espacio, un lugar, donde siempre pensé que existiría, como el robot de Asimov. Hace poco, muy poco, hablé con alguien y salió a relucir Aguistín. y ahora me golpea la noticia.

   No, no creo que haya muerto. Ese Agustín nos está mirando con su sonrisa pícara por alguna hendija del espacio-tiempo, en alguna dimensión perdida donde quizás, ahora, encarna a algún hidalgo caballero, que bien enjuta su figura llevaba.

   No, señores, Agustín anda por ahí. Cualquier noche de estas, cuando Marte bien destelle, lléguese usted por el parque Vidal y no se asombre al verlo de lejos conversando y gesticulando, hilvanando historias que, de tanto creérselas él mismo, era capaz de hacérselas creer a los demás.

   No te preocupes, Agustín, que por ahí nos volveremos a ver. Recuerda que ya me hiciste el cuento aquel de los lagartos venusinos.

Un abrazo, amigo.

Nos vemos.

 

                                                    F. Mond

 

Llega la fiesta beisbolera a Villa Clara

Llega la fiesta beisbolera a Villa Clara

El estadio Augusto César Sandino, de Villa Clara, luce sus mejores galas para recibir hoy, el tercer juego entre locales y Ciego de Ávila, de acuerdo con el calendario de los play off de la Serie Nacional de Béisbol.
Quienes concurren a la instalación deportiva visten prendas de color naranja alusivas al equipo de Eduardo Martín, y portan en sus manos banderolas, carteles y otras iniciativas en las que priman frases de estimulo a los jugadores.
Kioscos con alimentos ligeros forman parte del tinglado diseñado para la ocasión, en todos los casos los vendedores llevan camisetas y gorras con el logotipo del conjunto beisbolero de la provincia.
Desde el mediodía los parqueos del cuartel general de Los Naranjas están colmados de autos, camiones y otros medios de transporte provenientes de distintas provincias, con más preponderancia de Ciego de Avila, equipo visitador en este encuentro.
Como parte de las acciones previas a la realización de este choque, en diferentes sitios de Santa Clara, se realizaron conversatorios y encuentros de especialistas con los simpatizantes del entretenimiento nacional.
El café literario recibió el sábado a los comentaristas locales, el lugar resultó pequeño. Allí, opiniones, criterios y sugerencias matizaron la jornada donde primó el amor al deporte.
Reynaldo Taladrid, conductor del programa televisivo “Pasaje a lo Desconocido”, de la televisión cubana, y conocedor del deporte de las bolas y los strike, asistió al centro Cultural El Mejunje donde diferentes peñas beisboleras intercambiaron ideas y criterios.
Así comienza, en este territorio, la fiesta de los cuartos de finales de la serie de Oro de la pelota cubana. Los subcampeones nacionales están apoyados por una afición que los admira, respeta y espera el triunfo.

Más de un siglo de alumbrado eléctrico en Santa Clara

Más de un siglo de alumbrado eléctrico en Santa Clara

Este 28 de febrero, hace 111 años que Doña Marta Abreu de Estévez, convirtió a Santa Clara en la quinta ciudad de Cuba con alumbrado eléctrico.
La historia refleja que el gran acontecimiento ocurrió el 28 de febrero de 1895, cuatro días después del alzamiento revolucionario por la independencia de la Isla.
Para asegurar la electrificación de la ciudad, la benefactora santaclareña, adquirió una planta eléctrica en Francia, la cual instaló en las inmediaciones de la terminal de ferrocarril.
Las redes para la transmisión de la luz se extendieron desde allí hasta el parque Leoncio Vidal, en un trayecto cercano a las ocho cuadras.
Esta obra devino en una importante fuente de empleo y entre las cláusulas para regular su uso y explotación, establecidas por la insigne santaclareña, figuraban la atención al hombre.
El documento contempla asistencia médica y medicina gratuita a los obreros, el pago de certificados por enfermedad y que los patronos asumieran los gastos de los funerales, acciones inusuales en esa época.
La prensa local consideró el hecho como extraordinario y reflejó que con motivo del suceso, los residentes en la villa erigieron en la plaza una réplica de la torre Eiffel, obra que distingue la capital francesa, como referencia al lugar de donde procedía el equipo generador de electricidad.
Como iniciativa popular y para dar más colorido, la estructura fue cubierta de bombillas y flores artificiales, estas últimas confeccionadas por las mujeres.
La puesta en marcha del servicio eléctrico motivó también que alrededor del parque se levantaran 16 escudos, con dedicatorias y agradecimientos, procedentes de las diferentes localidades del territorio.
Con motivo del comienzo del alumbrado con lámparas incandescentes en Santa Clara, Antonio Berenguer y Sed, hombre de vida política activa y destacado intelectual santaclareño, compuso la letra del himno “Villaclara” y el connotado violinista y director de orquesta, Néstor A. Palma escribió la partitura musical.
El gobierno español entendió que el alumbrado público era una obra impulsada por Luis Estévez, esposo de la benemérita patriota y de vasto historial patriótico, con el objetivo de fomentar la rebeldía en el centro del país, razón por la cual tuvieron que marchar al exilio.
Marta, al saber que tenían que regresar a Europa donó la nueva planta eléctrica al Ayuntamiento de Santa Clara, al contrato de entrega añadió varias disposiciones por medio de las cuales comprometía a la municipalidad a perfeccionar el sistema, y la responsabilizó con su buen funcionamiento.

Su majestad el barrendero

Su majestad el barrendero


En el mundo actual sobran y faltan leyes. Una de las legislaciones que deberían existir en todos los cuerpos legales del mundo, es la que exija a la ciudadanía de cualquier lugar, reverenciar a los barrenderos.
Son ejecutores de un humilde oficio, con muy poco encanto, perdidos andan en el silencio que los envuelve y la soledad que los conduce una y otra vez por la misma senda, acompañado solamente con el sonido que emite el cepillo al raspar las calles.
Son dueños absolutos de nuestras vidas, porque cargan a diario lo que dejamos, pedazos y restos de los manjares hogareños, residuos de intimidades, de las cuales nos avergonzamos y por eso decidimos botar.
Ellos toman esas cosas que hasta hace un instante fueron nuestras y con una rutina en la cual no tiene cabida el desprecio, la aversión, ni la repugnancia, la llevan hasta su última morada.
Con el magnifico embrujo de la sencillez conocen historias y vaivenes caseros. La basura habla sola, por ella se conocen hasta los hábitos de higiene de cada vecino, así me comentabba Juan Apodaca, barrendero de mi barrio, a quien admiré, respeté y quise como merecía.
Se precian de tener buena memoria, conocen más de lo que las gentes se imaginan. Los distingue además el arte de guardar secretos, devienen en confidentes, exquisitos guardines de secretos.
Ahora en Santa Clara van de amarillo, con trajes reflectorizantes para que los conductores de autos los distingan fácilmente en la oscuridad de la noche.
En las ciudades de Villa Clara están divididos en tres turnos, laboran día y noche. No queda un rincón en la geografía que no sienta el frotado de los cepillos y escobillones sobre sus calzadas, carreteras y caminos.
Suman 175 los encargados de ese menester en este territorio, de ellos un 30 por ciento son mujeres, y la fluctuación laboral es mínima.
Se mantienen protegidos por un estricto sistema de salud que les proporciona y exige estar vacunados contra la leptospirosis, tétanos, hepatitis y otros males, que por las cualidades del oficio pueden contraer.
Chequeos médicos sistemáticos avalan el estado de salud de cada uno. Los expertos refieren que en esta labor la detección temprana es imprescindible.
Estas y otras acciones institucionales los benefician, pero aún falta prodigarles el respeto que merece la magnificencia de su accionar.

Ciudad Metal, ciudad encantada

Ciudad Metal, ciudad encantada

 El color negro en las prendas de vestir caracteriza el ambiente social de esta urbe, encantada, desde el pasado jueves y hasta mañana domingo, por el fuerte trepidar del rock.

   Como cada octubre, los santaclareños devienen anfitriones del género en Cuba con la celebración del festival Ciudad Metal.

   La XIV cita reúne a numerosos fanáticos provenientes de las diferentes provincias del país, quienes ataviados con botas altas, cintos anchos, mochilas a la espalda, manillas y otros adornos cambian la imagen de parques y plazas.

   Llegaron desde lejos para apreciar a las 19 bandas que participan en esta edición, además de asistir a las conferencias, talleres y presentaciones de audiovisuales.

    Da gusto verlos andar en grupos, saludar con emoción a los amigos que solo reencuentran en cada cita. Ellos aseguran que estos momentos son propicios para el intercambio de discos, actualizarse sobre los proyectos que cada cual tiene y conocer como va la creación de las bandas.

     Se distinguen porque son muchos, llevan el pelo largo, y las ropas negras rompen el equilibrio verde del parque Leoncio Vidal, convertido en el cuartel general de los roqueros.

     Toman por asalto las áreas verdes,  conversan sentados bajo los árboles, y tocan guitarra mientras corre el tiempo entre una y otra actividad programada.

    Un obrero de servicios comunales encargado de la limpieza en la zona céntrica de la ciudad, comentó que respetan su trabajo, es común verlos depositar en los cestos de basura las botellas, latas y envases de papel que ya no usan.

    Las noches les resultan fabulosas. Frente al estadium Augusto César Sandino, la plataforma central recibe cada jornada por lo menos tres agrupaciones, las que brindan su arte a un público conocedor del género que respeta y apoya a los artistas.

     Son apenas tres días, explicó Daimel Brito, proveniente del municipio de Trinidad, por eso apenas dormimos y cuando terminan las presentaciones volvemos al parque Vidal, allá descargamos, y compartimos hasta el amanecer.

   Alberto Muñoz, comercial de la Agencia Cubana de Rock, comentó que las diferentes instituciones culturales del país deben dar más apoyo a estos eventos que tienen probada calidad.

   La realidad de Ciudad Metal lo demuestra, el rock mueve fanáticos, jóvenes que encuentran allí su espacio como lo tienen en diferentes lugares los cultivadores de la salsa, la música clásica y otras manifestaciones artísticas.    

 

 

 

 

 

 La existencia en la Loma del Capiro de partículas formadas por la solidificación rápida de

rocas derretidas, muestran que el lugar fue testigo del meteorito de Chicxulub, en 

Yucatán,   hace 65 millones de años.

Reinaldo Rojas, director del Museo Nacional de Historia Natural, cuenta que en el área 

existen piedras provenientes del fondo marino y restos de iridio, lo que ubica ese sustrato

en la zona de México cuando los dinosaurios habitaban la tierra.

    Luego de una década de estudios junto a investigadores de  universidades y otras

instituciones de Japón, México, España y Cuba, mostramos estos restos como evidencias

del cataclismo, asevero.

   Entre los hallazgos figura que la parte inferior de la corteza terrestre de ese lugar

contiene microfósiles de animales  que habitaban en el planeta en el cretácico terciario.

   Cuando el meteorito cayó en México, el entonces fondo del Mar Caribe y el borde de la

península  se disgregaron, y al reordenarse conformaron lo que  hoy se conoce como las

provincias de Villa Clara, Matanzas, La Habana y Pinar del Río.

    En Dos Hermanas, elevación ubicada en Santa Clara, donde está la Loma del Capiro,

se encuentran los vestigios más completos del impacto del aerolito, porque los depósitos

hallados tienen  hasta 900 metros de espesor, mientras los de México y otras áreas

oscilan entre dos y tres.

   Oscar Álvarez, especialista del Instituto de Geofísica y Astronomía de Cuba, Aregua que

por los valores que tiene el lugar debe protegerse, e integrarlo a la red de centros de

educación de historia ambiental y natural.

    El sitio tiene cualidades únicas en el país, y testifica las consecuencias del gran impacto

del Chicxulub, que cambió la geografía,provocó una crisis ecológica mundial con lluvias y

enfriamiento por largo tiempo, que condujo a la extinción de la vida en el mar, y la muerte

de los dinosaurios.