Mal Tiempo y Barbarita
Por Marta Hernández Casas
El grito salía de cualquier grupo: Mal Tiempo…… Baarbaarita tiene noviooo!. Inmediatamente la mujer se alzaba la falda y mostraba sus vergüenzas, si podía agarraba una piedra, botella o cualquier objeto para lanzarlo contra quienes le mortificaban. Todos corrían hasta escapar a la agresión, mientras el dúo seguía su camino.
Quienes la conocieron saben que la cuidaba con esmero, en su mente difusa le aterraba cualquier romance que pudiera tener la hija, en cada galán que se le acercaba veía repetida su historia, cuando un hombre le prometió un jabón de baño y así perdió su virginidad pero ganó una hija que nunca fue reconocida por el padre.
Nadie sabe porque la llamaron Mal Tiempo, o Motoneta, el asunto es que un día apareció y luego llegó la pequeña, así comenzaron a recorrer la ciudad, todas las calles les resultaban sitios comunes, no eran ajenas en ningún lugar.
Madre e hija eran pequeñas y menudas, las dos tenían un ojo cubierto por una nube, lo que las hacía más vulnerables a los peligros citadinos. Dormían dondequiera, aunque hay quienes aseguran que habitaban una casita en la periferia, luego de mucho investigar nada hay claro porque la ubicación se pierde entre los Sirios, el Condado, o la Chirusa.
La atendía como podía, pero podía poco. Juntas andaban y desandaban la ciudad de Santa Clara. Barbarita, delante, detrás Mal Tiempo iban conversando constantemente, no se sabe que cosas podían salir de aquellas cabezas revueltas, desgreñadas y sucias.
Las pláticas eran en tono bajo, se percibía dulzura, mostraban el amor filial que denotaba protección y cuidado de la una por la otra. Claro, también discutían, en esos momentos gesticulaban mucho al calor de la porfía, el parloteo llamaba la atención y provocaba risas entre los transeúntes.
No fueron unas deambulantes, discapacitadas, inhabilitadas, locas, idas, y muchas otras clasificaciones que los hombres y la ciencia dan a esas personas.
Fueron y son dos personajes populares, iconos de Santa Clara, forman parte del tesoro humano que identifica los pueblos, que le dan vida, porque las ciudades tienen alma, y Mal Tiempo junto a Barbarita forman parte del aliento santaclareño.
La madre murió en el asilo Marta Abreu, ubicado en la calle San Miguel en Santa Clara, allí también estaba Barbarita, pero las pesquisas no me han llevado a la institución donde vive ahora.
Muchos años han pasado, las indagaciones para averiguar más y más sobre la pareja me llevaron a duras realidades. Ningún fotógrafo, tiene una instantánea, los investigadores históricos consultados apenas las recuerdan.
Un estudioso, ya fallecido por lo cual no voy a referir su nombre, cuando le pregunté si tenía algún dato que pudiera servirme me miró y sin pena alguna me preguntó: ¿Ud no tiene algo más importante que hacer?, no malgaste su tiempo averiguando sobre dos locas insignificantes.
Otra investigadora muy culta y de gran valía ante mis reclamos me palmoteó la espalda y casi lastimosamente dijo: no te afanes tanto, los locos de los pueblos se suceden unos a otros, ellas son unas más.
No lo creo así. Puede que hasta fueran locas. Pero fueron las mías, las de mi generación, forman parte de los recuerdos de la juventud, al recordarlas experimento la misma nostalgia que cuando escucho la música de ese tiempo, o veo las fotografías de los 15 de alguna amiga que ya anda con los nietos de la mano.
Dentro del mundo de los desequilibrados se diferenciaban, sin tenían punto en común con el resto. No recuerdo de ningún otro demente que acuñara en términos llegados hasta hoy.
Por ejemplo: en Santa Clara cuando dos personas caminan por las calles y una va delante de la otra, cuestión muy frecuente en esta urbe por la estrechez de las aceras, siempre habrá quien les diga, se parecen a Mal Tiempo y Barbarita, la sonrisa aparece, y con una mirada recordatoria aceptan el comentario.
Ah|, y mucho cuidado quienes tienen hijas solteras y las celan en demasía, porque en algún momento aparece un amigo de la familia que para mortificar a la madre le dice, ¡Mal Tiempo, Barbarita tiene novio!, la fórmula no falla, en el acto la mujer niega; luego cuando aflora el origen de la frase ríe y dice: no hay que exagerar.
Los más jóvenes cada vez que alguien hace alusión a la pareja inquieren para saber qué significa la frase, y quienes los personajes que la motivaron, siempre hay alguien que hace la historia. Así han pasado de generación en generación envueltas en el hálito del amor popular
10 comentarios
Manuel Laurido -
Saludos y siempre tengo gratos recuerdos de ti.
Ernesto Molina -
leonardo cabrera -
Barbara Diaz -
Pasa todo lo contrario con los comentarios de burlas, ellos tambien merecen respeto y sobre todo AMOR.
Jorge -
Luis Orlando (tu alumno preferido) -
Nos vemos en clase!
Marta Elena Montenegro -
Te quiero y te recuerdo, no has dejado de habitar en mi corazon y mi alma.
Un abrazo fuerte y un enorme beso.
Marta Elena
Osmaira -
Oscar -
Crista -
Crista